Según el canciller
Juan Ignacio Siles, el Tratado de 1904 es "ignominioso, profundamente
injusto, profundamente insolidario, de un país que ha vencido a otro".
No obstante, la
política oficial de reivindicación marítima boliviana no exige la anulación o
modificación del acuerdo.
Como mínimo, Bolivia
querría conseguir un corredor de unos 10 kilómetros de ancho que se extienda
unos 160 kilómetros desde su frontera con Chile al Pacífico -quizás entre la
actual frontera entre Chile y Perú- más un pedazo de costa en la cual
desarrollar la actividad industrial y comercial bajo su bandera.
El plan no sólo
necesita de la aceptación chilena sino también de la peruana, pues implica
modificar un tratado bilateral suscrito por esas dos repúblicas.
La franja
territorial, que incluiría al puerto de Arica, por donde circula el 90% del
comercio boliviano desde y hacia ultramar, sería similar al que Croacia cedió
en el 2003 a las mediterráneas Bosnia y Herzegovina, permitiéndoles tener
acceso directo al Mar Adriático.
“La firma del Tratado
de 1904 tuvo para Bolivia una significación política y económica adversa.
El tratado selló su mediterraneidad, limitó su desarrollo, obstaculizó
su comercio y representó una amenaza para su seguridad nacional”.
Extracto del comunicado de la cancillería boliviana en el centenario del
Tratado
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